miércoles, 4 de noviembre de 2009

Trazabilidad en la Cadena de Suministro

El término trazabilidad apareció en 1996, respondiendo a las exigencias de los consumidores, quienes se implicaron fuertemente a raíz de las crisis sanitarias que ocurrieron en Europa, y del descubrimiento e impacto de las “Vacas Locas” en los distintos países.
El concepto hace referencia a la habilidad de trazar o dejar huella de los movimientos, estados, y procesos por los que pasa un determinado producto durante su ciclo productivo. Aunque principalmente se refiere a productos destinados al consumo humano, la trazabilidad es perfectamente aplicable al manejo logístico de almacenes, inventarios, o procesos de producción de cualquier producto.
La trazabilidad es por tanto un conjunto de acciones, medidas y procedimientos técnicos que permiten identificar y registrar cada producto desde su nacimiento hasta el final de la cadena de comercialización. Permite rastrear la cadena de producción, y otorga a los productores la posibilidad de colocar sus productos en mercados específicos más rentables, que exigen la certeza del origen, y de las distintas etapas del proceso productivo.
La utilización de herramientas y sistemas informáticos adecuados (hardware y software) se hace prácticamente imprescindible para garantizar el cumplimiento de las normativas, y asegurar la llegada de los productos a los mercados compradores más exigentes. Algunos de los factores que impulsan a las empresas a invertir en sistemas informáticos de trazabilidad son:

  • Las nuevas y exigentes regulaciones de la Unión Europea y Estados Unidos que obligan a los países exportadores de productos a contar con sistemas de trazabilidad comprobables
  • Los tiempos de respuesta exigidos y los volúmenes de información a administrar no son triviales
  • La situación económica actual y el auge de los países emergentes, exige mejorar la eficacia de los procesos productivos para seguir siendo competitivos

El concepto de trazabilidad está asociado a procesos productivos modernos y a productos de mayor calidad y valor para el cliente fina. Si además el sistema empleado está soportado en una infraestructura basada en las tecnologías de la información, la trazabilidad puede aportar grandes beneficios a los diferentes actores de una cadena de valor como son: la gestión eficiente de la logística y del suministro, y el aumento de la productividad.

La tecnología existente hoy en día (integración de Internet, los avances en redes de comunicación y acceso inalámbrico, el auge de los dispositivos móviles, los sistemas GPS y las continuas mejoras en las tecnologías de codificación y captura de datos), hacen realidad la posibilidad de rastrear con precisión el camino que recorre un producto en la cadena productiva y de comercialización.

Tanto EAN (European Article Numbering) como UCC (Universal Code Council) han desarrollado numerosos códigos o estándares para etiquetado de diversas aplicaciones.
A lo largo de toda la cadena de suministro se utilizan distintos tipos de códigos con objeto de identificar artículos, embalajes o contenedores y minimizar los errores en los cambios de ubicación y operaciones de entrada o salida de los distintos almacenes e intermediarios por los que circulan los productos.

Cuando hablamos de códigos, inconscientemente pensamos en etiquetas de códigos de barras, pero en muchos campos, se está aplicando ya la tecnología de identificación automática por radiofrecuencia o RFId. En estos casos, los artículos llevan una etiqueta especial (Tag), que contiene los mismos datos (e información adicional), que podría contener una etiqueta de código de barras. En algunos entornos, aunque no tan extendidos, son de aplicación también sistemas de visión artificial, que incluso pueden complementarse con reconocimiento de caracteres de los objetos visualizados, mediante algoritmos OCR (Optical Character Recognition).

En las dos primeras tecnologías, las más habituales para leer la información de las etiquetas, se requieren dispositivos provistos de lectores de códigos de barras, que admiten una variedad de terminales y sistemas operativos, o en el caso de los lectores de RFId, diversos tipos dependiendo de si el tag es activo/pasivo/con funciones de memoria, o de si se trata de Tags de sólo lectura.

Toda esta información puede viajar a los clientes u operadores logísticos vía EDI, permitiendo conocer de antemano los materiales que van a llegar de un proveedor, lo cual posibilita la optimización de la logística y la reducción de los errores en la manipulación y almacenaje de los materiales.

Con la ayuda de estas herramientas, y contando con un sistema de gestión totalmente integrado con estas tecnologías, las empresas podrán asegurar la trazabilidad en sus procesos, sin que ello suponga un aumento del trabajo burocrático ni de los tiempos de flujo de la mercancía, sino todo lo contrario, una reducción de los mismos.

Es cada vez más compartido por las empresas, la visión de la trazabilidad como una inversión y no un coste, imprescindible para solventar situaciones puntuales de crisis, pero también considerada como factor clave para optimizar los procesos productivos, y obtener ventajas competitivas.